Caminho de atenção para sobreviventes/vítima por causa de suas crenças

Religiosidades, creencias y espiritualidades: estrategias para la prevención de violencias
Desde la aprobación de la Resolución 73/296 en 2019, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 22 de agosto como Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Motivados por la Religión o las Creencias. En el marco de esta fecha y del proyecto Creer en Plural, la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia (Redlad) y Otros Cruces, organizó un evento presencial en la ciudad de Bogotá, con participantes provenientes de siete países de Latinoamérica y el Caribe.
Esta ocasión incluyó espacios distintos de encuentro con el propósito de invitar al diálogo y a la construcción conjunta de las personas asistentes. En la mencionada fecha, hubo un lugar para las distintas religiosidades, creencias y no creencias, en un espacio seguro, diverso y lleno de expresiones y experiencias personales.
Conversatorio “Derechos de las Víctimas de actos de violencia basados en la religión o las creencias”
Durante este conversatorio se tuvo como marco la investigación en áreas relacionadas con libertad de religión y creencia en América Latina. Por otra parte, se abordó, a partir de las experiencias personales y del trabajo con organizaciones enfocadas a la prevención y atención de violencias, las situaciones de riesgo de distintas poblaciones que han sido afectadas por violencias por motivos de creencia o fe. Compartir estas experiencias fue una difícil, pero esencial tarea asumida por personas que encarnaron realidades conjuntas. Asistieron personas de Brasil, Venezuela y Nicaragua, quienes se reconocen en las siguientes creencias y prácticas: Agnóstica, Candomblé tradição Jejê-Nagô e culto a jurema sagrada, otras religiones de matriz africana-Brasil, Santería, Yoruba, Espiritismo venezolano, Cristianismo evangélico, Catolicismo, Creyentes sin filiación religiosa, Culto a la madre tierra y espiritualidades indígenas propias, sincretismo entre catolicismo y espiritualidades indígenas, Islam y ateísmo (no creencia).
Las voces que narraron sus experiencias durante el conversatorio se destacaron por comprender realidades complejas, donde las situaciones de vulneración no provienen únicamente de las creencias menos tradicionales, sino también desde otras características que pueden ser leídas desde una perspectiva interseccional, tales como la diversidad sexual, de género, etnia, entre otras. En esa jornada las diversas vivencias compartidas fueron escuchadas y atendidas, en el marco de un espacio seguro centrado en el respeto y comprensión de las mismas.
Una de las ponentes del panel, proveniente de Brasil, aclaró que las víctimas de violencia con motivo de religión o creencia no enfrentan un solo tipo de vulneración, sino que las personas y colectivos pueden enfrentar violencia física, psicológica y patrimonial. Por tanto, estas personas sobrevivientes deberían recibir ayudas que comprendan la complejidad del impacto de este tipo de violencias. Otro de los asistentes, perteneciente a una comunidad indígena nicaragüense, apoyó estas posturas al recalcar que en Latinoamérica se necesita más apoyo, “no somos solo indígenas, somos personas”, aseveró; y por esto, instamos a que en la región se defiendan los derechos fundamentales de las personas vulnerables, precisamente por su carácter de seres humanos.
Estos testimonios distintos ofrecen nuevos insumos para el reconocimiento de las discusiones actuales respecto a la Libertad de Conciencia, Creencia y Religión en Brasil, Chile, Haití, México, Nicaragua y Venezuela, territorios en donde se han concentrado las primeras acciones del proyecto Creer En Plural.
Galería colectiva “visibilizando espiritualidades diversas: ampliando la visión del mundo religioso”
En este segundo espacio, que tomó la forma de una galería colectiva, se cedió por completo el escenario a estas voces disidentes. Cada participante tuvo la oportunidad de compartir una muestra de su religiosidad, espiritualidad, creencia o no creencia, a partir de distintos elementos y prácticas que permitieron construir una historia atravesada por sus propias experiencias. También se abrió el espacio para hablar de aquello que es estigmatizado por las visiones religiosas más tradicionales. Puede encontrar fotos y más información aquí.
Las historias compartidas provenían de personas de la comunidad afro e indígena, de personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, de creyentes y no creyentes, entre otros grupos susceptibles a sufrir violencias con motivo de su religión o creencia.
Entre las distintas intervenciones del espacio, una mujer indígena colombiana trajo para su muestra su mochila y su sombrero, piezas de indumentaria con un significado ancestral, pero que ha sido crecientemente menospreciado y comercializado sin respeto para su valor espiritual. Más tarde, otra participante que practica la santería, y quien también compartió sus prendas tradicionales con las demás personas presentes, narró la forma en la que su religión es reducida a una práctica de brujería y, por tanto, le es vulnerada la libertad para ejercer sus prácticas con tranquilidad.
Al cierre del espacio, la galería demostraba la diversidad de creencias y vivencias a partir del diálogo e intercambio que se generó. Las historias que acompañaban cada elemento, que surgían desde un ámbito más personal, enriquecieron el encuentro con un conjunto de perspectivas heterogéneas que dieron cuenta de los distintos elementos representativos de las creencias o prácticas de fe, en un ejercicio que permitió que las, les y los participantes conocieran sobre prácticas de fe o religiosidades que no necesariamente corresponden con las propias o las mayormente conocidas, de igual forma, les llevó a comprender los estigmas que cargan algunas de estas prácticas.
Diálogo cerrado
En el último espacio del evento, se realizó un diálogo cerrado donde se abordó y reevaluó el concepto de “víctima”, invitando a problematizar el lenguaje que se utiliza para hablar de las experiencias de violencia y la postura que un, una o une “sobreviviente” puede asumir respecto a esta.
Nuevamente se reitera que las violencias por razones de religión, creencia o no creencia pueden provenir y estar marcadas por múltiples dimensiones: racismo estructural, desplazamiento, hostigamiento, ataques, entre otras. Estas violencias no solo afectan individuos; por ejemplo, el desplazamiento de una comunidad de su territorio perjudica la espiritualidad, con la que tiene una relación directa y puede debilitar vínculos espirituales, religiosos o de creencia.
Por otra parte, se pusieron en diálogo los elementos que identifican este tipo de violencia, para su reconocimiento y actuación consecuente. Como resultado del diálogo, se examina la importancia de aproximarse a condiciones para la no repetición y la reparación de las víctimas de violencia, aunque también cuestionando el carácter paliativo o pasajero de las soluciones actuales, invitando a la búsqueda de más y mejores soluciones.
Estos eventos ofrecieron un espacio invaluable para conversar acerca de la diversidad y de las intersecciones entre la identidad y la vulnerabilidad a la violencia; resultó significativo para cada participante contar con un espacio de escucha activa y comprensión de las experiencias vividas. Por otra parte, esta ocasión resulta ser un insumo valioso para el proyecto de Creer en Plural, puesto que la recepción de testimonios de personas en riesgo y sus experiencias de vida contribuirá a caracterizar mejor este tipo de violencias y a alimentar una ruta de atención que permitirá mejorar su afrontamiento.
Finalmente, a partir de esta experiencia, en el marco del proyecto Creer en Plural y el componente de víctimas se seguirá enriqueciendo la ruta de atención cualitativa, que ofrece apoyo a personas organizaciones que han sufrido violencia o discriminación por religión o creencias en la búsqueda de apoyos duraderos al interior de sus países. Estos espacios ofrecen una oportunidad para seguir profundizando en el derecho a que la Libertad de Conciencia, Creencia y Religión (LCCR) toma en la región de Latinoamérica y el Caribe y, a partir de este conocimiento, apoyar a las personas y organizaciones.